Por: Carlos Javier Carvajal Amaya, Especialista en Gerencia de Proyectos, Administrador Comercial y de Mercadeo, Publicista y Máster en Dirección del Comercio Exterior e Internacionalización de la empresa
El cerebro 🧠 humano involucra millones de neuronas con procesos emotivos. Las marcas tienen una gran oportunidad si logran profundizar un poco en las estrategias que utilizan y más que buscar likes, conectan realmente con sus clientes. Voy a mencionar en este artículo una de las llamadas neuronas de la felicidad que podríamos junto con los científicos analizar y entender su impacto en los procesos de toma de decisiones de usuarios y compradores. Aquí va un poco de contexto:
Para empezar, es muy importante saber que en nuestro cerebro se encuentra el sistema límbico, y que este se encarga básicamente de regular las emociones y necesidades. Tiene unos aliados muy especiales: la amígdala, el hipotálamo y el hipocampo. Estos aliados influyen en que tengamos o no miedo, hambre, sed, la temperatura corporal, la conducta sexual e incluso actividad de nuestra memoria. Myers, D.G. (2005).
Sin embargo, nuestro cuerpo necesita unos neurotransmisores, que son los que conectan a las neuronas entre sí. Por ejemplo, la dopamina es uno de ellos y produce unos efectos increíbles en nuestro cuerpo, pues su liberación ocurre en el sistema nervioso central y es producida por el hipotálamo. Por esto, es que se relaciona con la ansiedad y la depresión, tan comunes hoy día, y con estados de psicosis. Una de sus características que me parece más notable es que su alteración está relacionada con el Parkinson.
Para no desviarnos y relacionarla con las estrategias de marketing, tengamos en cuenta sus efectos en la personalidad, los cambios de conducta humana, la atención y la capacidad para memorizar. Si relacionamos las plataformas sociales sin control con la dopamina nos encontramos con lo que la Doctora Marian Rojas Estapé menciona en sus videos como: sobredosis de dopamina. Al estar en contacto mucho tiempo con esa recompensa inmediata, esta “sobredosis” puede alterar el sueño, influir en el estrés y aislarnos de los demás con dificultades para socializar.
La buena noticia es que al estimular la dopamina se puede lograr un sistema de recompensa que cree asociaciones positivas y repetitivas con los clientes.
Vamos a ver:
Cuando un cliente tiene una buena experiencia, recibe una inyección de dopamina y tiende a repetir su comportamiento, entonces podemos pensar en estrategias que generen un tipo de recompensa como: pruebas gratuitas, sugerencias de precios bajos, posibilidad de ganar premios de la marca con actividades sencillas, recompensas por ser el primero en conocer una novedad de la marca y en general cualquier actividad que despierte la curiosidad del cliente.
¡Esa estrategia debe llevar a una asociación positiva con la marca, no puede ser que la experiencia resulte fatal y el resultado va a ser inverso, el cliente no querrá saber de la marca por el resto de su vida!
Se debe invitar a “curiosear” y terminar con éxito la experiencia, pues mejorará las posibilidades de que el cliente lo haga de nuevo.
No soy científico, sin embargo, estoy interesado en el neuromarketing y nada mejor que conocer desde la ciencia, cómo podemos mejorar nuestras estrategias de persuasión.
Espero que les guste y que recorramos este camino poco a poco.